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La Cara Oscura del Capitalismo: Fascismo, paramilitarismo y contrainsurgencia


Desde que el capitalismo asumió el liberalismo como ideología (en sus inicios) vemos que, como dice Rêber APO, se han desarrollado herramientas de soft power muy sofisticadas. Estas herramientas posibilitan un control de la población, de la sociedad, mucho más profundo y mucho más sutil que con las formas de poder explícitas. Es decir, hablamos de un control implícito que se organiza bajo una falsa máscara de democracia. Podríamos hablar de la guerra con métodos no convencionales – special warfare – pero no es el tema en que queremos centrarnos en este artículo. Hablaremos de como el fascismo, entre otros, es usado como método de contra-insurgencia, como fuerza de choque cuando éste soft power no es suficiente para controlar a la población. Expondremos algunos ejemplos actuales e históricos para ayudar a detectar su presencia y como conclusión nos centraremos en las cuestiones de la organización y de la ‘‘autodefensa esencial’’ como formas de resistencia contra estos métodos.


Antes de entrar en el tema, es importante decir que el capitalismo no es simplemente un sistema económico sino un sistema de dominio basado en el monopolio del capital y la acumulación del poder.


Con esta definición no caemos en una reducción absurda que puede tener consecuencias fatales, especialmente en su expresión práctica. Definiendo de esta forma el sistema capitalista nos damos cuenta de que su objetivo no es simplemente económico, es decir, que no ocupa territorios únicamente para aprovecharse y extraer recursos – que también – sino con el objetivo de fortalecer y desarrollar su poder acumulado, monopolizar el poder en todo el globo, única forma que tiene de satisfacer su incesante necesidad de crecimiento.

Así, el sistema capitalista, con su vanguardia en los Estados Unidos de América y gran parte de su fuerza ideológica y material también en Europa y el Reino Unido, usará todos los métodos a su alcance para satisfacer esta necesidad suya.


Los métodos que usará van desde la televisión y los medios digitales como Instagram o TikTok hasta las Universidades utilizadas como templos de monopolio del saber y espacios de producción de “Verdades” afines al sistema.


Históricamente la contra-insurgencia es una de las garantías de los EEUU en su imposición como vanguardia de la Modernidad Capitalista, es decir, este método se desarrolló sobretodo a la par que el liderazgo mundial de los EEUU. Podemos ponerle un inicio en la posguerra, en el momento histórico de la creación de la OTAN en 1949.


Desde ese momento la estrategia de los Estados Unidos en su expansión global se ha basado en la eliminación de movimientos de resistencia en aquellos lugares que quería controlar,


pero también dentro de su propio territorio y en los países aliados (por ejemplo la actual Unión Europea) para profundizar y asegurar su control. Es conocida la contra-insurgencia en los países de América Latina, con el uso de grupos paramilitares armados y entrenados por los EEUU, así como el desarrollo de los cárteles para atemorizar a la población y controlar, con la fuerza bruta, territorios a los que el Estado no llega. Obviamente, todo esto vinculado al tráfico de drogas a todas las escalas, así como al tráfico de personas, órganos etc., métodos utilizados para meter miedo a la población y mostrar el Estado como única alternativa al salvajismo. No hay tanta diferencia a nivel práctico entre estas organizaciones y otras como por ejemplo el Estado Islámico, organización usada con la misma finalidad en Oriente Medio.


Si miramos a la situación de Colombia, Venezuela o la República Centroafricana del Congo no vemos mucha diferencia en cómo organizaciones armadas dedicadas a negocios anti-éticos trabajan para satisfacer los intereses de los EEUU, de las multinacionales Europeas y del Norte Global. En Medio Oriente, sin embargo, veremos mucho más claramente que el tema central, más allá de los recursos económicos, es el poder. Si se tratase de recursos económicos, no le valdría la pena a Turquía – marioneta controlada por la OTAN con intervenciones de Rusia – gastar los millones que ha gastado ya en su guerra contra el PKK y la revolución de Rojava. En lugar de eso, se ha usado el Estado Islámico como fuerza de choque para cometer los más graves crímenes contra la humanidad de forma impune, meter el miedo en los corazones de la población de forma – pensaban en los despachos de Bruselas – que la opción revolucionaria no fuese ya una vía posible en las cabezas de los pueblos de Medio Oriente. Viendo que esta estrategia estaba dando los resultados inversos a causa de la feroz defensa que los kurdos y las kurdas hacían de Kobane, Shengal y otras áreas, se tuvo que idear un gran cambio en la estrategia. Hoy nos encontramos todavía en ese proceso de re-organización estratégica de la política exterior de los EEUU, especialmente de su política en Medio Oriente.


La retirada de Afganistán así como la permisión de huecos de poder que vendrán ocupados por Rusia y China no son más que efectos de una nueva estrategia yankee. La supuesta multi-polaridad del mundo es una consecuencia controlada de la estrategia de los EEUU. Y, de forma muy inteligente, viene siendo utilizada para engañar a los pueblos del mundo. Es en nombre de la creación de un mundo multi-polar que Venezuela y Cuba colaboran con Irán y Turquía. Es decir, los EEUU han conseguido lo que 40 años de guerra fría no consiguieron: crear una oposición homogeneizada, que vaya de derecha a izquierda, una oposición anti-ideológica. Los fundamentos ideológicos expuestos por Lenin en su libro “Imperialismo, fase superior del capitalismo” no son ya respetados por los supuestos marxistas o “socialistas del siglo XXI”, que se alían con los regímenes más autoritarios de Oriente Medio simplemente por oposición a un enemigo común.


Los efectos de la contra-insurgencia se ve claramente en el mapa geopolítico, esta es la gran victoria de la Modernidad Capitalista: hacer creer que existe una oposición fuerte que entra, de hecho, en los cálculos y los límites establecidos por el sistema capitalista.


Pero mirando a otras partes del mundo, como Europa, vemos que esta forma de control social se desarrolla mucho más implícitamente. En teoría, Europa ha superado las guerras (Ucrania no es una excepción, sigue sin ser Alemania o Francia). En teoría, Europa ha superado el fascismo (aunque si vamos a mirar a la Europa del Este, encontraremos regímenes claramente fascistas). Pero desde los años de plomo, los 70-80, podremos ver como Europa no se ha nunca deshecho de sus estructuras de “Estado profundo” o “Estado dentro del Estado”. Obviamente después de la pacificación, que llegó a su punto culminante con el alto al fuego definitivo de ETA en 2008, la Europa moderna, del siglo XXI, nunca ha desmantelado dichas estructuras. En parte porque no dependen de los Estados, ni siquiera de la UE, hablamos aquí de las fuerzas GLADIO, es decir, de la OTAN. En parte han dado otras formas a estas estructuras de contra-insurgencia y las han mantenido en stand-by hasta que ha hecho falta. El desarrollo de gobiernos fascistas en el corazón de Europa y el crecimiento absoluto de movimientos de la derecha radical no son espontáneos o casuales. Muestran la preparación de años y años, muestran cómo han mutado aquellos GAL españoles (Grupo Armado de Liberación, fuerza armada fascista que se dedicaba al secuestro y asesinato de figuras destacadas de la Izquierda Revolucionaria especialmente en el País Vasco) u otras organizaciones armadas de la extrema derecha, tan activas en Italia, España, Francia y tan presentes hasta hoy en Alemania y el Reino Unido. Giorgia Meloni, presidenta de Italia, no llega al poder desde la nada. Boris Jhonson o Donald Trump tampoco lo hicieron en su momento. Los disturbios del capitolio de 2021 tampoco fueron fruto de la rabia espontánea de la ciudadanía estadounidense.


Desde Internet, desde la TV se potencian estos movimientos.


Hoy en los países donde el pos-modernismo es más avanzado no hace falta siquiera una forma organizada de masa para generar inestabilidad. Miles de foros de internet, cuentas de Instagram, Facebook, Tiktok, Twitter, incluso sin que nos demos cuenta de lo que son, sirven como maquinaria de anti-propaganda, difundiendo teorías conspiratorias que legitiman los discursos de la ultra-derecha, abriendo así las puertas a la radicalización de una gran parte de la población. El contenido viene clasificado según la edad y los gustos del usuario, con una política específica para la juventud, para la mujer y para el hombre blanco de media edad. El nivel de trabajo sistemático en este sentido casi asusta.


Obviamente esta realidad creada en el mundo virtual se reflejará en la realidad material. Organizaciones como Hogar Social Madrid en España o Casa Pound en Italia son fruto de esto. Y sirven absolutamente como fuerza de choque. Organizaciones altamente masculinizadas y violentas que robarán espacios a la resistencia haciendo “repartos de alimentos solo para los locales” o directamente con la violencia física contra militantes y figuras destacadas de la izquierda.


En los 90 en Valencia se asesinaba a Guillem Agulló. El tipo que lo asesinó, como se descubrió más tarde, militaba en un grupo fascista en contacto estrecho con el estado español. Ejemplo claro de hasta dónde puede llegar esta contrainsurgencia.


Identificar el fascismo cuando aparece requiere de una correcta definición. Fascismo no es sólo Hitler, Franco o Mussolini. Hoy el fascismo mundial viene liderado de una figura como la de Erdogan con una retaguardia en los EEUU y otra en Rusia sea quien sea el presidente de turno. Erdogan es hoy el presidente de la República de Turquía y re-islamizador de ésta (no es una casualidad que use la religión como no es casualidad que Jeanine Añez jurará con la Bíblia en Bolívia tras el golpe de Estado). Hace más de 20 años que Erdogan detenta poder en la República de Turquía, siempre con un objetivo: limpiar la Turquía de cualquier forma organizada de oposición y profundizar el proceso de conversión del Imperio Otomano en Estado Nación. Obviamente, este es el objetivo de la OTAN, que le otorga a Turquía el rol que Israel no pudo desarrollar en Medio Oriente: guardián de los intereses de los EEUU en Oriente Medio. Las diferencias entre Turquía e Israel nos permiten ver cómo de inteligente es la vanguardia del sistema capitalista, que de cada paso que da aprende algo para seguir avanzando. Israel debido a su sectarismo religioso y a su condición impuesta en Medio Oriente no logró legitimarse entre otros Estados Medio Orientales, permaneciendo sin aliados en la región. En lugar de esto, con la re-imposición del Islam en Turquía, Erdogan y su partido, el AKP, se ganaron inmediatamente la aceptación de los Estados Árabes. Esto permite a Erdogan usar a DAESH (Estado Islámico), como también a Hezbollah, como fuerzas de choque contra la población kurda y su organización, el PKK. Ya en los años 90 la JITEM (organización de contra-guerrilla creada para combatir cualquier forma de apoyo popular a la guerrilla kurda), con apoyo de la OTAN, se dedicó a crear fuerzas armadas de contra-insurgencia en todo el territorio kurdo, amenazando a las familias en los pueblos para hacerlas unirse a la contra-guerrilla y quemando aquellos pueblos que no se sometían y continuaban resistiendo. Se quemaron más de 4.000 pueblos, dando lugar a un éxodo masivo de familias kurdas en todas direcciones, luego usadas en Europa y las grandes ciudades turcas como mano de obra barata en situación de hiper explotación.

Hoy estas estrategias continúan a desarrollarse en todas partes.


La razon por la que hoy en día no exista en cada lugar del mundo un movimiento de resistencia fuerte y con capacidad para vencer es consecuencia, entre otros motivos, por la falta de conocimiento del enemigo en este sentido. El enemigo nunca se fue, siempre estuvo aquí.


Otra cosa que le ha faltado a la resistencia es el desarrollo de una forma amplia y organizada de Autodefensa Esencial. No hablamos solo del pueblo en armas, hablamos de estructuras que desde el momento de su nacimiento desarrollan formas de autodefensa, sea física que ideológica. Cualquier ser vivo necesita auto-defenderse, así como cualquier forma de organización social necesita auto-defenderse. En este sentido, una organización revolucionaria, dado que recibirá ataques más directos y fuertes que una organización, por ejemplo, cultural, debe asegurarse siempre la supervivencia en este entorno. Es decir, cualquier organización que no piense en conocer, prevenir y responder a los ataques – físicos y materiales – del enemigo, será anulada, asimilada o destruida en pocos años. Por eso la formación de militantes, la ideología, el régimen de la verdad, son temas centrales para cualquier proceso revolucionario. Pero no solo eso.


Una sociedad que no acepta el estado de las cosas y lucha por modificar las condiciones existentes será obviamente blanco de ataques de todo tipo. Por eso es importante que no se delegue la autodefensa a nadie.


El estado intenta continuamente robarnos capacidades, nos otorga responsabilidades que solo sirven a sus intereses mientras nos roba aquellas capacidades que nos pueden otorgar autonomía. La autodefensa es ele ejemplo más claro. La creación y sistematización de policía, ejército y otra fuerzas del orden responde exactamente a esto: robar a la sociedad su capacidad de auto-defenderse imponiendo un monopolio de la violencia.


No es posible desenmascarar todas formas que tiene el sistema de controlarnos en cuatro líneas. Hemos hablado de organizaciones de choque contra la resistencia y de la necesidad de autodefensa, pero no es lo único.


La guerra que se libra hoy en todo el mundo, con o sin bombas, es una guerra ideológica.


Una guerra que lleva 5.000 años en curso y que se vuelve más desigual a cada resistencia fallida, generando desesperanza en la sociedad, que a un determinado punto no verá sentido en levantar la cabeza y luchar por la libertad. Se crea una sociedad que vendrá sumida en el nihilismo y la depresión. Ese es el estado de cosas que quieren generar. Pero si miramos al mundo, en todas partes encontramos movimientos de resistencia, más grandes o menos, más acertados o menos, pero existen. Existe prácticamente una pulsión en el ser humano hacia la lucha, hacia la resistencia. Desde Chiapas hasta Filipinas, pasando por el Kurdistán, encontramos movimientos de resistencia organizados. La victoria de todos estos movimientos dependerá de su desarrollo en esta guerra ideológica. Por eso hoy la difusión del Paradigma de la Modernidad Democrática debe ser un trabajo central para cualquier persona que se quiera considerar revolucionaria. La respuesta a la contra insurgencia, la respuesta al Fascismo, es la organización ideológica. No sirve solo organizarse en nuestras ciudades o en nuestros pueblos, regiones o naciones, nos debemos organizar a nivel global. El desarrollo de la resistencia es y siempre ha sido una red, una red que se fortalece cuando un nodo se fortalece y se debilita cuando otro nodo se debilita. Por eso tenemos un deber histórico. Nuestro deber es fortalecernos ideológica y organizadamente para poder desarrollar una práctica que de verdad ponga en jaque al sistema de la Modernidad Capitalista.


La historia no es inmutable, de hecho, la escribimos cada día. Qué es lo que escribimos en esa página de la historia en la que nos ha tocado vivir solo depende de nuestras decisiones.


- Oriol Antich

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