La Luche contre el fascismo en los País Catalanes
- Lêgerîn
- hace 2 días
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Arran es la organización juvenil de Esquerra Independentista, un movimiento político revolucionario que tiene el objetivo de construir un País Catalán independiente, socialista y feminista para alcanzar el comunismo.

Analizar el desarrollo de la extrema derecha en la coyuntura actual es una tarea difícil: requiere nociones tanto teóricas como prácticas para entender una dinámica política que tiene que ver con un trasfondo histórico concreto. Aun así, por mucho que sea un fenómeno complejo y de alcance internacional, el estudio de casos concretos contribuye a aclarar la pluralidad de tendencias comunes. Investigar el nacionalismo español confirma esto.
El desarrollo del nacionalismo español —indefectiblemente asociado con el auge y recorrido de la extrema derecha— tiene el objetivo de establecer una identidad arraigada en un imaginario reaccionario y compuesto de diferentes rasgos culturales, históricos y políticos, que resulta útil para el mantenimiento y fomento de los intereses económicos e ideológicos de las clases dominantes en el Estado. Esta construcción nacional persigue el establecimiento de un imaginario unificado de la nación. Por ello el proceso de consolidación del estado español ha excluido simbólica y administrativamente a otras identidades, lenguas, culturas y nacionalidades.
Esto ha generado conflictos, agraviados por el nacimiento y radicalización de diferentes ideologías y movimientos políticos conservadores y reaccionarios.
Esta breve contextualización sirve de punto de partida para situar el renacimiento de determinadas variaciones del nacionalismo español que han asaltado recientemente la escena
pública y que, en el mejor de los casos, representan una renovación radicalizada de tendencias conservadoras anteriores: esto es el compromiso ideológico con la recuperación de una noción de España anterior a la Transición, caracterizada por un programa culturalmente excluyente y promotor de medidas neoliberales. Su resurgimiento es alarmante porque el momento de crisis y precarización actual está permitiendo la politizando de sectores crecientes de las clases populares, entre ellas la juventud.

Analizar la realidad para pasar a la ofensiva
Así, ¿cómo se explica este crecimiento de la extrema derecha en los estados españoles y francés? ¿De qué manera aporta elementos de interés para entender la oleada reaccionaria que se extiende en todo el continente y el mundo? Responder estas preguntas requiere tratar un par de elementos necesarios para entender el surgimiento de esta tendencia en nuestro contexto. Por un lado, en comparación con otros países europeos, debemos señalar la relativa tardanza en la que han aparecido formaciones políticas de extrema derecha con representación parlamentaria considerable. La irrupción electoral tardía de VOX u otras expresiones de la extrema derecha reaccionaria como Se Acabó la Fiesta (SALF) se explica porque gran parte de los intereses y aspiraciones ideológicas de estas facciones se habían canalizado tradicionalmente a través del Partido Popular (PP) y grupos de poca incidencia mediática.
De manera paralela, símbolos como la monarquía, la policía e incluso el ejército capitalizaban la representación de la indivisibilidad del territorio español.
Ahora bien, en momentos álgidos de confrontación con las aspiraciones de liberación de los nacionalismos periféricos —de manera reciente el Procés Sobiranista en Catalunya—, se ha multiplicado el abanico de opciones políticas reaccionarias más allá de los partidos tradicionales, especialmente cuando estos han estado incapaces de monopolizar la represión política posterior.

En los Països Catalans, esta dinámica se ha traducido en gobiernos autonómicos con presencia de VOX (1) (en el País Valencià e Illes), el triunfo electoral de Regarupament Nacional en la Catalunya Nord (territorio bajo dominación francesa), el nacimiento de Revuelta (organización juvenil vinculada a VOX con presencia en todo España) o la aparición de Alianza Catalana (AC) en el Principat de Catalunya. A su vez, estos acontecimientos han evidenciado el trasfondo reaccionario del programa político de algunas formaciones —como por ejemplo Junts per Catalunya (JxCat)— que hasta ahora habían blanqueado su naturaleza de clase al amparo de las aspiraciones independentistas del movimiento de liberación nacional catalana de raíz popular.
En cierto sentido, el escenario político actual concluye el proceso de recomposición de los portaestandartes parlamentarios de la sociedad: a pesar de que en los últimos años haya variado el panorama electoral —caracterizado por la irrupción de Podemos y otras candidaturas “progresistas” de ámbito regionalista, además de las formaciones anteriormente mencionadas—, esto no se ha dado por una multiplicación de las alternativas programáticas. Al contrario, en muchos casos el nacimiento de estos partidos políticos ha supuesto la legitimación de políticas represivas, sellando el endurecimiento de condiciones de vida de las clases populares y, en concreto, de la juventud. Esto evidencia cómo las falsas promesas de renovación democrática y las proclamas anti- establishment de la socialdemocracia y extrema derecha refuerzan los intereses del gran capital. En definitiva, vino viejo en copas nuevas.

En segundo lugar, a pesar de que momentos como el actual se presenten como una alternativa a la desesperanza, hay que entender que la extrema derecha y los valores identitarios son funcionales para el sostenimiento del orden actual.
Consiguientemente, la construcción del socialismo a los Països Catalans también tiene que afrontar el combate contra la reacción xenófoba en un momento en que canaliza parte del descontentamiento social, especialmente entre la juventud, hacia la política institucional y parlamentaria, la crisis económica y ecológica u otras problemáticas. Por lo tanto, a pesar de que la aparente renovación estética de algunas tendencias filofascistas las haya catapultado a la escena mediática, desde ARRAN analizamos que la extrema derecha en el estado español ha sido históricamente amparada por las instituciones nacidas de la dictadura franquista, así como de algunos partidos políticos directamente herederos de este periodo.
En este sentido, el marco territorial español y su integridad constituyen uno de los pilares fundamentales del españolismo, entendido como la categoría que condensa –en las condiciones españolas– la mayoría de las características que otras corrientes de extrema derecha representan en otros lugares del mundo. De forma similar, en el estado francés el crecimiento exponencial del Reagrupamiento Nacional y su oposición a la inmigración, coinciden con los axiomas principales de las tradiciones del fascismo europeo. En la misma línea, las políticas que impulsa AC (2) no cuestionan –ni lo pretenden– los pilares fundamentales del sistema; de hecho, contribuyen a su reforzamiento a través de la represión y división de la clase trabajadora en un marco nacional excluyente. En última instancia, esto significa que, en el corto plazo, la existencia de este partido de matriz regional contribuye a la división de la clase trabajadora y beneficia los intereses del gran capital español, en la misma medida en que lo consiguen las sucursales autonómicas de formaciones estatales al País Valencià o las Illes.

Esto denota que, independientemente de la identidad nacional que potencie, la extrema derecha promueve y defiende los intereses de la gran burguesía.
Antifascismo es lucha de clases
Desde nuestro punto de vista, el trabajo o la organización consciente de las naciones o pueblos oprimidos parte de la premisa que la disputa en estos territorios transciende la lucha de clases en un sentido estricto: además de las clases autóctonas, las clases de ámbito estatal se enriquecen a expensas de mantener su dominación política y económica. En estos territorios, el cuestionamiento del sistema de dominación también se pugna en la generación de una identidad colectiva que vaya más allá de los marcos establecidos, convirtiéndolo en una potencialidad para confrontar el auge reaccionario.
La creación de esta identidad, que para nuestro Movimiento político fomenta la expansión de la conciencia de clase, debe tener en cuenta que la filiación nacional es una de las capas de la personalidad individual y colectiva. Es muy difícil escapar: aunque no se sea consciente, nuestra manera de entender el mundo también se encuentra parcialmente condicionada por el lugar dónde hemos nacido o dónde vivimos. De hecho, aunque el capital se haya internacionalizado, gran parte de las medidas que se continúan aplicando para su reforzamiento son de matriz estatal. En el día a día, centenares de símbolos refuerzan una determinada ideología o idea de nación enquistada en administraciones, instituciones y relaciones sociales de dominación. Por estos motivos, un comportamiento o estrategia política ajenos a la realidad nacional conflictiva en que se desarrolla la lucha por la liberación social en los Països Catalans, tiende a reforzar la desaparición progresiva del conflicto político y de los rasgos culturales de la cultura minorizada.

Es en este sentido que organizaciones políticas y juveniles tenemos que fomentar el proceso de concienciación a través de la asociación entre rasgos culturales que constituyen la riqueza de la humanidad y la dignidad de nuestro pueblo, con conflictos sociales contemporáneos y que articulan una noción de catalanidad integradora. Todo esto hay que batallarlo en uso de todas nuestras armas, generando nuevos referentes en un frente cultural vivo, ligado a nuestras aspiraciones nacionales y sociales y que renueve la manera cómo nos comunicamos, adaptándonos en las nuevas plataformas y en las nuevas luchas.
Es decir, estamos intentando generar una identidad catalana en disputa continua, tanto con el españolismo como con la catalanidad más reaccionaria o el centralismo francés.
Una catalanidad que integre personas recién llegadas a través de la socialización de valores de libertad e igualdad. No es una tarea fácil, pero es una tarea urgente e imprescindible que las jóvenes revolucionarias no tenemos que rehuir.

A diferencia otros partidos o movimientos políticos, la Esquerra Independentista ni nos refugiamos en una u otra noción de catalanidad preexistente ni renegamos de la cuestión nacional para confrontar el auge reaccionario. A diferencia de Alianza Catalana o las expresiones regionales del españolismo, la cultura popular catalana recoge valores comunitarios y se encuentra en constante cambio y proceso de integración de nuevos miembros de nuestra comunidad. Esta noción de la identidad se enfrenta a las visiones más reaccionarias del nacionalismo español o catalán por su vocación internacionalista, fomentada en la defensa y reivindicación de los rasgos culturales y lingüísticos compartidos en todo el territorio catalán.
Nuestra identidad en construcción se explica por una historia de lucha y resistencia mayoritariamente protagonizada por las clases populares.
Aun así, la renovación del frente antifascista no solo pasa por comprender nuestra historia, sino que nos obliga a enfrentar algunas tareas urgentes. En primera instancia, clarificar el programa político revolucionario y su traducción en el corto plazo. En otras palabras, para desarmar la política seductora de la extrema derecha hay que atacar sus raíces, profundamente arraigadas en las entrañas del sistema capitalista. Las medidas necesarias para hacer frente a la crisis actual no se encuentran entre las herramientas del sistema capitalista: ya sea en el frente ecologista o en defensa por el derecho a la vivienda, el fascismo nunca se sitúa al lado de los intereses de las clases populares. Por este motivo, un programa concreto debe incluir medidas como la expropiación de viviendas vcías para destinarlas a alquiler social, o políticas económicas que prioricen la transición ecológica. Esta capacidad propositiva y estratégica se tiene que socializar en todos los frentes de organización popular y permear en las diferentes facciones de la clase trabajadora organizada, calando a la vez en todo el territorio y en las clases populares no organizadas.

El principal dique de contención de la extrema derecha no se encuentra en las instituciones, sino en la calle.
Una vez elaborada este programa, que una cantidad creciente de organizaciones y espacios del movimiento popular potencialmente comparten, tenemos que hacerlo efectivo, presentarlo a la sociedad y convencer a través de movilizaciones colectivas y victorias que la organización política es la única manera de confrontar la crisis actual. De esta forma, desacreditaremos el racismo y las soluciones xenófobas de la extrema derecha.
En nuestro territorio ya se divisan algunos ejemplos: la manifestación ecologista del 8 de junio bajo el lema “Salud. Tierra. Futuro”, los clamores contra la turisitifcación y la destrucción de la tierra en todo los Països Catalans, la respuesta masiva a la perpetuación del genocidio palestino o la movilización anunciada para ejercer un control sobre el mercado inmobiliario. Todas ellas son síntomas de que un imaginario esperanzador se articula para disputar estos momentos oscuros.
Un imaginario que recobra su fuerza inspirado por las luchas feministas y por la liberación sexual y de género, los aprendizajes legados por el último ciclo de movilizaciones independentistas y las nuevas formas de organización popular. Son todos estos referentes quienes, innovando en prácticas de confrontación, denuncia y politización han conseguido cambios ideológicos que han emprendido procesos de presa de conciencia de clase.

Ahora nos toca a las organizaciones políticas sintetizarlos y convertirlos en propuestas, acciones y movilizaciones.
En definitiva, es evidente que son tiempos difíciles, pero, parafraseando a Linera, para las revolucionarias los tiempos difíciles son nuestro aire. Analizar bien el enemigo, combatirlo en todos los frentes, construir horizontes de emancipación y desarrollarlos en un presente en lucha es la tarea más urgente; una tarea que en ARRAN tomamos con orgullo y compromiso
1.Vox. Partido político español de extrema derecha fundado en 2013 que comenzó a tener importante relevancia mediática y electoral a partir de 2018.
2. Alianza Catalana. La Alianza Catalana (Aliança Catalana en catalán) es un partido independentista catalán de extrema derecha fundado en Ripoll en 2020.
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